Qué intensidad la de esta boda. Si casi no daba tiempo a parpadear sin perderse algo. El ambiente en el restaurante era tan activo, que no es que pasasen cosas entre plato y plato, si no que entre manteos, gritos, aplausos, regalos, emociones y abrazos, algunos paraban a comer. Había regalos personalizados en muchas de las mesas, y fue muy bonito ver los gestos de sorpresa y emoción entre los invitados, los amigos de Eduardo se pintaron los labios y llenaron su cara con marcas de besos, hubo sombreros mexicanos, bailes, varias proyecciones en las que salieron las lágrimas de los protagonistas, y también el sentido del humor, una emotiva canción cantada por Marta en directo para inaugurar el baile o la locura de servirse un gintonic con la ayuda de una hormigonera. Por no hablar del fin de fiesta en la piscina. Si se trata de exprimir al máximo el día, Marta y Eduardo lo consiguieron con creces. Aquí un resumen de algunos de mis momentos favoritos!
Marta y Eduardo. 22 Septiembre 2018
Ceremonia: Iglesia Santa Engracia, Zaragoza
Celebración: Finca Torreguallar, Zaragoza
Maquillaje y peluquería: Eva Pellejero
Fotografías: Beatriz Pitarch
Segunda fotógrafa: Silvia Peña
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